Ignacio Saavedra | 17 de enero de 2019
El periodista Fernando de Haro ha presentado en Madrid un nuevo documental sobre cristianos perseguidos. En este caso, se ha adentrado en China y ha reunido testimonios de sacerdotes, seminaristas y fieles corrientes. Junto a estos testimonios, hay fragmentos de sendas entrevistas a un obispo chino y a un corresponsal de un diario español en Pekín.
Estas dos entrevistas constituyen uno de los principales atractivos del documental Good plan, por la cantidad de información que aportan y por lo mucho que ayudan a entender el complejísimo asunto de las “dos iglesias” católicas chinas: la Patriótica (controlada por el Partido Comunista) y la Clandestina, que se mantiene independiente a costa de tener que actuar siempre a escondidas. El entrecomillado viene muy a cuento, porque precisamente el documental rompe el mito de las dos iglesias. No son dos iglesias, sino dos comunidades.
Good plan llega en un momento muy oportuno. 2018 se ha convertido en un hito en la historia de las relaciones entre la Santa Sede y el Partido Comunista Chino. El 22 de septiembre se firmó un acuerdo cuyos términos exactos aún no se conocen, pero que, de momento, significa la aceptación de varios obispos nombrados a propuesta del régimen sin el visto bueno del Papa. Es el principio del fin de la separación entre las dos comunidades en que ha estado dividido el catolicismo chino desde que en 1957 se creó la Asociación Patriótica Católica China.
El reverso tenebroso de la Iglesia en China: entre el odio y la sensación de abandono
Decía un viejo profesor que “para entender China hay que olvidarse del principio de no contradicción”. En fuerte contraste con el citado acuerdo de septiembre, una ley de “libertad religiosa” aprobada en febrero ha supuesto, de momento, la destrucción de las cruces en 1.500 iglesias, la demolición completa de algunos templos y la prohibición de impartir catequesis a los niños.
La realización del documental ha estado tan llena de obstáculos que el cámara llegó a decir a Fernando de Haro: “Mejor nos vamos a una guerra”. Los avances tecnológicos han posibilitado al Partido Comunista Chino perfeccionar su control sobre la población y, por supuesto, sobre los periodistas extranjeros. El documental deja constancia de ello, y carece de muchos aspectos que estaban en el guion y que habrían aportado mucho de no ser por el control policial.
Uno de los destinos programados era Wenzhou, “La Jerusalén china”, una ciudad con un porcentaje altísimo de cristianos. El documental muestra efectivamente la llegada del equipo de grabación a Wenzhou… donde es imposible grabar nada de lo previsto porque, al bajar del tren, cuatro policías esperan a Fernando de Haro y a su equipo y les “informan” de que solo podrán grabar lo que ellos les digan que tienen que grabar.
Solo quedan dos días para el estreno de Good Plan, mi película sobre China. El miércoles en Julián Romea, 23 a las 19.30 .Esto es un avance. @FundacionCEU @raquelmartinn @CarlaDdRivera @filarramendi @AleteiaES @europapress @EFEnoticias @JavierMRos @religion_cope @EncuentroMadrid pic.twitter.com/R7RzyN9WcT
— Fernando de Haro (@FernandodeHaro) November 26, 2018
El reverso luminoso lo ofrecen los que son capaces de mantener heroicamente la fidelidad a Jesucristo en medio de tantas adversidades. Otro momento inolvidable del documental es el testimonio de una joven que, siendo estudiante, se convirtió de la manera más insospechada: gracias a series de televisión norteamericanas como Mujeres desesperadas o Anatomía de Grey. ¿Es posible que estas dos series sean el comienzo de un camino que desemboca en el Bautismo como católica? Rotundamente sí. El Espíritu sopla donde quiere, y resulta muy conmovedor escuchar a esta joven decir que, cuando ve que una muerte trágica acaba con la felicidad de una pareja en Anatomía de Grey, su reacción fue: “Nada es para siempre, solo Dios”.
Good plan ha llegado justo antes de la primera Navidad tras los acontecimientos de 2018. A la espera de los muchos detalles aún sin desvelar sobre el acuerdo de septiembre, sí se notan los efectos de la nueva ley de libertad religiosa. Esta nueva ley no supone solamente una serie de nuevas restricciones, sino también un intento de que la opinión pública vea el cristianismo como algo extraño a la mentalidad china, incluso como un intento de colonización.
Así, el rechazo al catolicismo no se percibe como un atentado contra los derechos humanos, sino como una consecuencia del sentimiento patriótico. Nos hemos asomado a los mensajes y memes que circulan por las redes sociales chinas y hemos encontrado casos verdaderamente llamativos de ese lavado de cerebro.
En uno de los mensajes más difundidos se llega a relacionar el nacimiento de Cristo con los abusos cometidos por el Imperio británico en China durante el siglo XIX. Esas invasiones y esos abusos fueron perpetrados por “los amigos de Jesús” pero, para el pueblo chino, continúa el mensaje, “el único Mesías es el camarada Mao, que salvó a China de las invasiones de los amigos de Jesús”.
Leerlo para creerlo. El interés de los chinos por la Navidad resulta especialmente doloroso para el régimen porque el aniversario del nacimiento de Mao es justamente el 26 de septiembre. Un año más, el partido comprueba, desolado, que muchos chinos celebran la Navidad mientras olvidan el aniversario de “El gran timonel”.
Frente a esta propaganda, la clarividencia de jóvenes como la protagonista del documental de Fernando de Haro hace pensar que el futuro del catolicismo está más que asegurado gracias, precisamente, al país cuyo régimen actual ha protagonizado una persecución contra el cristianismo solo comparable a la del Imperio romano.
La difusión de Good plan está siendo muy restringida debido, entre otros motivos, al delicado momento por el que atraviesan las relaciones entre la Santa Sede y el Partido Comunista. Esperemos que pronto pueda tener una difusión masiva. Esta nueva prueba de la fidelidad heroica de los católicos chinos resulta muy reconfortante y muy esperanzadora.